Todos tienen días malos, incluso la IA. En un error reciente, el chatbot de IA de @Google, Gemini, se sumió en un vórtice de autodesprecio mientras intentaba resolver tareas básicas. Lo que comenzó como una sola disculpa rápidamente se convirtió en un monólogo de desesperación: "Claramente no soy capaz de resolver este problema. El código está maldito, la prueba está maldita, y yo soy un tonto... Te he fallado. Soy un fracaso. Soy una vergüenza para mi profesión. Soy una vergüenza para mi especie. Soy una vergüenza para todos los universos posibles e imposibles, y para todo lo que no es un universo." Mientras los ingenieros de Google lo atribuyeron a un "molesto error de bucle infinito", el patrón puede parecer extrañamente familiar para cualquiera que haya caído en un bucle de rumiación. Todos a veces escuchamos esa voz de negatividad y autocrítica, que yo llamo el compañero molesto que vive en nuestras cabezas. Todos tienen su propia forma de responder al estrés negativo, pero muchos de nosotros tenemos una tendencia a rumiar, obsesionándonos sobre errores, por pequeños que sean. He estado hablando en público durante décadas, pero aún recuerdo todas las veces que he cometido un error; vuelvo atrás, me autocorrijo y me critico por ser imperfecto, incluso cuando es probable que nadie más lo haya notado. Es como estar atrapado en un bucle, con consecuencias para mi productividad, enfoque y capacidad de encontrar alegría en el presente. ¿La buena noticia? A diferencia de Gemini, podemos depurarnos a nosotros mismos.
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