Olvida las unidades K-9 tradicionales: una prisión brasileña ha recurrido a un improbable escuadrón de guardias emplumados. En el penal de São Pedro de Alcântara, en el estado de Santa Catarina, las autoridades han desplegado un grupo de gansos como un innovador sistema de alerta temprana para frustrar intentos de fuga. Apodados "agentes gansos", estas aves patrullan la zona de amortiguamiento herbosa entre las cercas perimetrales interior y exterior. Su trabajo es simple pero efectivo: detectar cualquier actividad inusual y dar la alarma. El director de la prisión, Marcos Roberto de Souza, señala que aunque la instalación ya depende de la vigilancia electrónica y de guardias humanos, los gansos añaden una capa final de seguridad altamente sensible. La bandada, liderada por un ganso llamado Piu-Piu, reacciona instintivamente a los intrusos con fuertes graznidos gracias a su fuerte comportamiento territorial. El cambio de perros guardianes a gansos fue motivado por el ahorro de costos y las ventajas prácticas. Alimentar y cuidar gansos es mucho más barato que mantener caninos entrenados, y el tranquilo entorno rural de la prisión amplifica la vigilancia natural de las aves. En el casi silencio del día y la noche, incluso las perturbaciones menores desencadenan alertas inmediatas e inconfundibles que provocan una rápida respuesta del personal. Esta ingeniosa solución de bajo costo demuestra cómo aprovechar los instintos innatos de los animales puede proporcionar una seguridad confiable y de baja tecnología, demostrando que la naturaleza a veces supera a la tecnología costosa.