La mayoría de las personas piensa que ganar se trata de nunca fallar. Eso es incorrecto. La verdadera habilidad no es la puntería perfecta, sino diseñar tu juego de tal manera que un fallo apenas importe. Si cada error te cuesta mucho, te paralizarás. Pero cuando los errores son baratos, puedes moverte rápido, intentar más y ajustar sin miedo. Deja de perseguir la perfección. Haz que el fracaso sea asequible, y avanzarás más lejos y más rápido que los demás.
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