Está muy claro que los algoritmos de las grandes tecnologías han deformado totalmente nuestro sentido de la normalidad. Un país libre con un ecosistema de información saludable estaría bastante alarmado por la escena de ayer en el WH, donde los adultos que sirven (¿posan?) como secretarios del gabinete se presentaron como rehenes doblando la rodilla ante un señor supremo inmaduro abusivo.
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