Mirando atrás a mis mejores operaciones on-chain este año, el patrón es claro. Surgieron de un impulso en algo realmente nuevo: sin competencia, sin betas evidentes, sin un marco existente contra el que negociar o valorar. Una oferta especulativa que se vuelve reflexiva a medida que el precio sube y la atención se sigue. Una vez que aparecen sustitutos y comparables, la ventaja se desvanece y se convierte en negociación de flujos. El borde más fiable en cadena es captar el impulso antes de que se forme una categoría. Una vez que algo tiene nombre y alternativas, ya no estás operando con descubrimiento, sino con posicionamiento. Al menos una de estas configuraciones aparece cada mes, y eso es suficiente para pagar todos los intentos fallidos por el camino. He conseguido al menos una cada mes este año, independientemente de lo lento o mal que parezca el mercado. La mayoría de la gente los echa de menos porque están anclados a lo que ya existe o atrapados en una visión sesgada del mercado con un sesgo pesimismo.